UNO

"Cuando UNO escribe, el lector es UNO." - Jorge Luis Borges

12 junio 2006

Las discográficas son tontas

Vamos, que eso es lo que nos creemos. ¿Queremos pasar de las discográficas? Pues nada, a "descubrir" nuevos talentos en Internet, que hay un montón de gente buena sin oportunidades. Además, Internet mola mucho, es muy cool, y todo lo bueno está ahí, y lo radical, y lo free.

Así que nos fijamos en gente como el Koala o como Sandi Thom, que pusieron su música en Internet y la gente los "descubrió"... sino fuera porque esas discográficas tan tontas tienen unos directores de marketing y unas empresas de relaciones públicas contratadas que son muy listas y listos, y saben por donde van las tiras y los tiros:
"...fiché por Fonográfica del Sur, hicimos el videoclip y Universal se ofreció para trabajar con nosotros en equipo. Y luego pasó lo de Internet."
Koala, en esta entrevista

o también
"...aparecen nubarrones en el sol de esta cenicienta musical. El diario británico “The Independent” ha publicado un artículo en el que empieza a sembrar dudas sobre la credibilidad de su historia. Y es que el diario se ha hecho eco del contrato de promoción de Sandi Thom, firmado a una importante compañía de marketing llamada Quite Great PR, agencia por la que han pasado Simply Red, Mariah Carey o Stevie Wonder."
en esta entrada de blog, en la que se cuestiona que una cantante casi en la pobreza se pudiera permitir pagar el ancho de banda necesario para dar sus conciertos en Internet a 70.000 personas simultáneamente, que es como dice ella que se dió a conocer.

A la gente siempre le han gustado las historias de superación, de personas que han conseguido llegar a lo más alto, o al menos algo de reconocimiento por su trabajo, por sus propios medios, por ofrecer algo diferente o de calidad, o las dos cosas, pasando por encima del sistema, del establisment, de los poderes establecidos. Es decir, el cuento de la Cenicienta, en la que el Principe, el bueno (nosotros, los consumidores, los oyentes) conseguimos dejar en evidencia a la Madrastra y sus hijas, esto es, a los malos (las discográficas, que además, y como buenos malos, son tontas) para llegar a Cenicienta, pobre y desvalida, (el/la cantante de turno), que tiene mucho que ofrecer porque ella lo vale.

Pues va a resultar que los tontos somos nosotros y que la Cenicienta estaba conchabada con la Madrastra para vendernos el cuento. Vamos, que sólo han faltado los enanitos para amenizar...

Lo malo es que la gente acabará por recelar de cualquier nueva promesa que se quiera dar a conocer por la Red, incluso cuando sea de manera legítima, por la desconfianza creada por semejantes estrategias de marketing.